El carácter cíclico de la violencia y el coraje de denunciarla

26.03.2025

La historia de la humanidad está marcada por conflictos, guerras e injusticias que han dejado profundas cicatrices en el tejido social y cultural de naciones enteras. Entre ellas, la cuestión palestina representa uno de los problemas más complejos y dolorosos, un símbolo de sufrimiento y resistencia que sigue desafiando la conciencia de quienes observan desde lejos y de quienes viven esta realidad a diario. La violencia, en todas sus formas, nunca es una solución.


Solo genera más violencia, alimentando un ciclo destructivo que destruye no solo vidas humanas, sino también esperanzas, sueños y posibilidades de un futuro mejor. La destrucción de infraestructura, la pérdida de vidas inocentes y la negación de derechos fundamentales son manifestaciones de una injusticia que no puede ignorarse.

En este contexto, el silencio se convierte en complicidad. Denunciar la injusticia no es solo un acto de valentía, sino un deber moral. Es una forma de afirmar la propia humanidad y negarse a ser espectadores pasivos de una tragedia que exige acción y solidaridad. El testimonio de personas como Yuval Green , que deciden oponerse a las órdenes injustas y hablar abiertamente sobre las atrocidades que han sufrido, representa un rayo de esperanza en un panorama por lo demás sombrío.

Pero denunciar la situación no basta. Se necesita un compromiso colectivo para promover el diálogo, el entendimiento mutuo y la construcción de puentes entre las comunidades. Solo mediante un enfoque inclusivo y respetuoso podemos aspirar a poner fin al ciclo de violencia y sentar las bases de una paz duradera.

Occidente, a menudo celebrado como bastión de la democracia y los derechos humanos, no está exento de responsabilidades. Sus políticas y su apoyo a ciertas dinámicas geopolíticas plantean dudas sobre la coherencia de los valores que proclama. Es crucial que las naciones occidentales asuman un papel activo en la promoción de soluciones equitativas y sostenibles, en lugar de perpetuar la desigualdad y la división.

La cuestión palestina nos invita a reflexionar sobre lo que significa ser humano y cuál es nuestro papel en un mundo marcado por la injusticia. Denunciar, actuar y promover la paz no son solo opciones, sino responsabilidades que definen nuestro camino en esta tierra. Solo así podremos dejar un legado de esperanza y justicia para las generaciones futuras.


Me dijeron que quemara las casas de los civiles palestinos. Esta guerra es una locura.

El testimonio de Yuval Green destaca su evolución personal y moral ante el conflicto israelí-palestino. De joven, Yuval se ha convertido en un ejemplo de objeción de conciencia. A través de sus experiencias directas en Gaza y Cisjordania, ha visto la ocupación y la violencia con nuevos ojos, transformando su percepción del servicio militar y las dinámicas de opresión.

La disonancia moral y la línea roja 

Yuval Green se enfrenta a una profunda disonancia moral al verse obligado a cumplir órdenes que no considera justas ni estratégicamente acertadas. El episodio en el que su comandante ordena el incendio de una vivienda civil marca un punto de inflexión en su conciencia. Este momento refleja el conflicto entre la obediencia militar y la responsabilidad ética individual, lo que lo lleva a cuestionar el sistema y su papel en él.

La venganza hecha estrategia 

Yuval Green distingue claramente entre motivaciones estratégicas y lo que percibe como acciones impulsadas por la venganza o ideologías brutales. Esto plantea una crítica a la conducta militar y la justificación de acciones basadas en una supuesta necesidad militar. Su denuncia es un llamado a reflexionar sobre cómo estas acciones contribuyen realmente a la seguridad y la paz, en lugar de perpetuar el ciclo de violencia.

Deshumanización y sesgo ideológico 

las reflexiones de Yuval Green es la deshumanización de los palestinos. Observa cómo el lenguaje y las opiniones comunes han evolucionado hacia una polarización extrema, eliminando la posibilidad de ver a los demás como iguales, con derecho a vivir. Esta deshumanización no solo perjudica a las víctimas, sino que también socava la sociedad israelí y su potencial para un futuro más pacífico y justo.

El testimonio de Yuval Green representa una voz excepcional y poderosa que denuncia la brutalidad de la guerra y la ocupación. Sus palabras son un llamado a redescubrir la humanidad, a reconocer el derecho de cada individuo a la vida y a trabajar por un futuro que rompa el ciclo de violencia. Green no se limita a criticar: propone un cambio a través del diálogo y la conciencia moral. Es una reflexión que cuestiona no solo las políticas militares, sino también a la sociedad civil y su papel en la perpetuación o resolución de conflictos.


¿Qué los diferencia de nosotros? ¿Sus sueños son diferentes a los nuestros? ¿Y sus hijos son diferentes a los nuestros? ¿Cómo podemos convencerlos, y convencernos a nosotros mismos, de que si esta "historia interminable" continúa, no lo olvidarán! Siempre se alistarán. Siempre serán mártires. ¡Nunca tendremos paz, ni ellos jamás la tendrán! Nadie está excluido. ¿Cómo es posible que no entendamos todo esto? ¡Mírenlos a los ojos y reflexionen!

A*G


Un plan quirúrgico, lúcido, cínico y analítico para el exterminio y genocidio del pueblo palestino, que se corresponde con su visión aberrante, abominable y despiadada de convertir Palestina la única tierra de Israel , sin la presencia de "esos" a quienes ni siquiera llaman " palestinos " —para no confundirlos—, sino árabes, que no merecen vivir en esas tierras, porque les fueron dadas por Dios y que, según la mentalidad de sus fanáticos, creen que les fueron asignadas por atribución divina y religiosa, no por posesión territorial real. Y esta forma de pensar y actuar, para Occidente, representa la única democracia verdadera en el Oriente Medio moderno. Lo ocurrido en Gaza es tan grave como lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, en Dresde, en Alepo, en Faluya. No cometamos el error de pensar que este extremismo es ridículo, incluso folclórico, porque no lo es en absoluto. Nunca subestimemos estos fenómenos. Porque el reverso de cada Estrella de David puede representar la triste y vergonzosa estrategia y simbolismo de un pentáculo . ¡Y eso es aberrante!

A*G


La percepción de un plan sistemático y deliberado para el exterminio y genocidio del pueblo palestino se deriva de una combinación de factores históricos, políticos e ideológicos que han alimentado las tensiones y los conflictos en la región. Esta percepción suele estar vinculada a:

  1. Narrativa religiosa e ideológica : Algunos grupos extremistas interpretan la historia y la religión como justificación para reclamar territorios, alegando que les fueron otorgados por Dios. Este enfoque puede generar una visión excluyente y deshumanizante de quienes viven en esos territorios, alimentando sentimientos de superioridad y justificando acciones violentas.

  2. Deshumanización del "enemigo" : La decisión de no reconocer a los palestinos como tales, sino simplemente definirlos como "árabes", puede interpretarse como un intento de borrar su identidad y legitimidad histórica. Este proceso de deshumanización facilita la justificación de acciones agresivas y la negación de derechos fundamentales.

  3. Políticas de ocupación y asentamiento : Las políticas israelíes de expansión de asentamientos y ocupación a menudo se perciben como parte de un plan estratégico para alterar la demografía y el control territorial, reduciendo progresivamente el espacio y los recursos disponibles para los palestinos.

  4. Retórica política y militar : Las acciones militares y las declaraciones políticas que minimizan el sufrimiento palestino o justifican la violencia como una necesidad estratégica contribuyen a reforzar esta percepción de un plan cínico y calculado.

  5. Silencio internacional : La falta de una respuesta fuerte y unida de la comunidad internacional puede interpretarse como una forma de complicidad o indiferencia, alimentando aún más la percepción de un plan deliberado.

Esta visión, aunque ampliamente compartida, también es objeto de debate y controversia. Es importante analizar la compleja dinámica del conflicto con un enfoque crítico e informado, reconociendo las responsabilidades de todas las partes involucradas y trabajando por una solución que promueva la paz y el respeto mutuo.


Las palabras y acciones de Daniella Weiss representan sentido negativo) de cómo las ideologías y las narrativas pueden moldear las políticas y las percepciones en contextos de conflicto . Su , aparentemente común, encarna una visión política que ha tenido un impacto significativo en la realidad de Cisjordania y los asentamientos israelíes .

Su afirmación de que los palestinos son una " invención moderna " refleja una narrativa que busca deslegitimar la identidad y los derechos de todo un pueblo . Este tipo de retórica no solo alimenta las divisiones , sino que también dificulta aún más el diálogo y la búsqueda de una solución pacífica . La negación de la identidad palestina es una estrategia que históricamente se ha utilizado para justificar políticas de expansión territorial y exclusión.

Su papel como "madrina" del movimiento de colonos y su influencia en el gobierno israelí ponen de relieve cómo sus ideas erróneas se basan en una visión ideológica que considera la tierra como un derecho exclusivo , basada en una narrativa histórica y religiosa . Sin embargo, este enfoque ignora las complejas realidades y el sufrimiento de las comunidades palestinas que viven en esas tierras .

Sus declaraciones, como la relativa a la expulsión de los árabes de la Franja de Gaza , plantean profundas preguntas sobre cómo las ideologías pueden influir en las políticas y perpetuar el conflicto . Es un ejemplo de cómo las palabras pueden tener un enorme peso, contribuyendo no solo a moldear las políticas, sino también las percepciones y emociones de los involucrados.

Esta figura y sus posturas nos invitan a reflexionar sobre la importancia de promover narrativas que fomenten el diálogo y el reconocimiento mutuo, en lugar de alimentar la división y el conflicto. La historia nos enseña que la paz no puede construirse sobre la base de la exclusión y la negación, sino que requiere un compromiso con la comprensión y el respeto mutuos.


Daniella Weiss es una figura profundamente controvertida e influyente en la política israelí y el movimiento de asentamientos . Sus orígenes y antecedentes familiares definen un perfil arraigado en el judaísmo y una conciencia política consolidada desde temprana edad. Su trayectoria personal y política refleja una visión nacionalista extrema, entrelazando narrativas históricas y religiosas para justificar acciones concretas sobre el terreno.

Su activismo en el movimiento de asentamientos, que culminó con su liderazgo del movimiento Nachala , demuestra su capacidad organizativa y de movilizar a comunidades enteras. Su retórica, que niega la legitimidad de la identidad palestina y promueve una visión excluyente de la tierra como patrimonio judío , no solo polariza el debate, sino que tiene un impacto directo en la política y el tejido social de la región.

La idea de " judaizar toda Gaza ", expresada en entrevistas recientes, subraya una postura radical que impide el reconocimiento de la población palestina actual de la Franja. Esta visión no solo constituye una forma de extremismo ideológico, sino que también representa una amenaza para cualquier intento de resolución pacífica del conflicto.


Imaginemos un mundo donde millones de personas son desarraigadas de sus tierras, sus hogares, su historia. Deportar a todos los palestinos a otras partes del mundo no solo es una idea profundamente injusta, sino que tendría consecuencias devastadoras a múltiples niveles.

1. Una crisis humanitaria sin precedentes. Con 1,7 millones de refugiados palestinos solo en la Franja de Gaza y millones más en Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria, una operación de deportación crearía una de las mayores crisis humanitarias de la historia moderna. Millones de personas se verían obligadas a vivir en condiciones extremadamente precarias, sin acceso a recursos esenciales como alimentos, agua, educación y atención médica.

2. Destrucción de la identidad cultural e histórica. Palestina no es solo una tierra, sino un símbolo de identidad, cultura e historia para el pueblo palestino. Deportarlos significaría borrar siglos de tradiciones, lazos familiares y raíces históricas. Sería un acto de negación cultural que dejaría un vacío irreparable.

3. Inestabilidad geopolítica. Una acción de tal magnitud desestabilizaría aún más Oriente Medio y tendría repercusiones globales. Los países que acogen a millones de refugiados se verían sometidos a una presión insostenible, con el riesgo de conflictos internos y tensiones internacionales.

4. Violación de los derechos humanos. La deportación forzosa constituye una violación del derecho internacional y de los derechos humanos fundamentales. Toda persona tiene derecho a vivir en su propio país, a mantener su identidad y a estar protegida contra actos de discriminación y opresión.

5. Alimentar el odio y el resentimiento. Una acción tan extrema solo alimentaría el odio y el resentimiento, creando generaciones de personas que se sentirían traicionadas y abandonadas. Esto perpetuaría el ciclo de violencia y conflicto, imposibilitando cualquier perspectiva de paz.

6. Un precedente peligroso. Deportar a toda una población sentaría un precedente peligroso, legitimando acciones similares en otras partes del mundo. Sería un retroceso para la humanidad, un regreso a una era en la que la fuerza prevalecía sobre la justicia y la dignidad humana.

En conclusión, deportar a los palestinos no resolvería ningún problema, sino que crearía otros nuevos, más graves y difíciles de abordar. Esta idea contradice los principios fundamentales de humanidad, justicia y respeto mutuo. El camino hacia la paz no pasa por el exilio, sino por el diálogo, el entendimiento y el reconocimiento de los derechos de todos.


Concluimos con una cita ( extraída de una transcripción ) del expresidente Biden, fechada el 7 de octubre, que decía: « Hamás no representa el derecho del pueblo palestino a la dignidad y la autodeterminación. Su objetivo explícito es la aniquilación del Estado de Israel y el asesinato de la población judía ». Consideremos lo que ha sucedido en cambio y cuánta leña se ha echado al fuego desde entonces. Nuestras palabras reflejan una postura firme e inequívoca , aun cuando el contexto histórico y político en el que se pronunciaron sea complejo y complejo.

Es una invitación a reflexionar no solo sobre las intenciones declaradas, sino también sobre las consecuencias de las acciones de todas las partes involucradas. La historia nos enseña que declaraciones como estas, si bien pueden estar motivadas por preocupaciones legítimas, corren el riesgo de avivar aún más las tensiones si no van acompañadas de un compromiso concreto con el diálogo y la paz. El combustible para el fuego a menudo no reside solo en las palabras, sino también en las acciones que las acompañan. Reflexionar sobre esto es esencial para comprender cómo construir un futuro diferente.


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