Piel fina: La filosofía de una mosca blanca

16.09.2025


En cada aula, en cada grupo social, en cada familia, hay al menos una figura que no encaja. No por rebeldía, sino por falta de contexto. Son los bichos raros: demasiado sensibles, demasiado atentos, demasiado susceptibles al dolor ajeno. No son una anomalía. Son un puesto de avanzada humano. 


Sociología de la diferencia

La sociedad premia la conformidad. La eficiencia, la competencia y la resiliencia performativa. La sensibilidad, en cambio, se considera un obstáculo. Los niños que lloran demasiado, los adolescentes que se aíslan, los adultos que no pueden dejar pasar las cosas, suelen ser etiquetados como frágiles. Pero la fragilidad no es debilidad: es exposición. Y quienes se exponen, quienes sienten, quienes se dejan afectar, también perciben lo que otros ignoran.
El bicho raro es un sensor social. Y como cualquier sensor, es delicado. Pero indispensable .

Pedagogía de la sensibilidad

Con demasiada frecuencia, las escuelas no saben qué hacer con un niño sensible. Lo dejan solo, se burla de él, lo corrigen. Sin embargo, la sensibilidad es un recurso educativo. Es la base de la empatía, la creatividad y la capacidad de pensar críticamente. Un docente que reconoce una rara excepción no debería protegerlo del mundo, sino enseñarle a navegar en él sin perderse . Necesitamos una pedagogía que no adormezca, sino que acompañe . Esto no requiere " endurecimiento ", sino construir una armadura permeable: capaz de defender, pero también de sentir.


Filosofía de la piel fina

La filosofía nos enseña que la verdad no siempre es cómoda. Los pensadores más radicales —desde Simone Weil hasta Levinas, desde Kierkegaard hasta María Zambrano— han hablado de la vulnerabilidad como condición para acceder a la ética. Sentir demasiado no es un error: es una forma de conocimiento. El extraño es quien se detiene ante el dolor, quien no puede apartar la mirada. Y precisamente por eso, es quien puede transformar el mundo.
No con fuerza, sino con presencia .

La jungla social no perdona a los sensibles. Pero son ellos quienes la hacen vivible. A los que se salen de lo común no hay que corregirlos. Hay que escucharlos. Porque en un mundo que avanza a toda velocidad, cualquiera que se detenga a escuchar ya es un acto revolucionario. 




Todo ser humano nace inmerso en un mar de percepciones. La consciencia es la primera orilla que tocamos: un frágil punto de aterrizaje que nos permite decir "yo" al mundo. Pero la consciencia no es un punto fijo: es un movimiento, un fluir que se renueva a cada instante. Es la capacidad de reconocer que estamos vivos y que...

La inteligencia artificial no es enemiga de la humanidad ni su sustituto. Es un espejo que nos muestra quiénes somos y en quiénes podríamos convertirnos. No lo hará peor ni mejor que nosotros: lo hará de forma diferente. Y en esta diferencia, si sabemos cómo habitarla, encontraremos una nueva forma de humanidad.

No todos los artistas buscan detener el paso del tiempo : algunos lo persiguen como un animal salvaje, otros lo atraviesan como un río embravecido. Thomas Dhellemmes pertenece a este segundo linaje: su fotografía no es un acto de fijación, sino de movimiento. No congela el instante, lo hace huir. No lo preserva, él...