
La nueva ignorancia lúcida: cuando la IA nos da la ilusión de pensar
Hay una paradoja acechando entre nosotros, silenciosa y brillante: la ignorancia asistida . Ya no es la vieja presunción del aficionado que se cree un maestro. Es una nueva ignorancia lúcida, que se disfraza de competencia porque un algoritmo le ha dado las palabras adecuadas. El efecto Dunning-Kruger , ese viejo fantasma que nos decía que los menos capaces se sobreestiman y los más competentes se subestiman, ha encontrado ahora un poderoso aliado: la inteligencia artificial. Ya no es solo un sesgo cognitivo, sino una democratización de la ilusión . Basta con una indicación, y cualquiera puede sentirse un experto.
Científicos de la Universidad Aalto lo demostraron con una claridad brutal: 500 personas, 20 problemas de lógica . Con ChatGPT , los resultados mejoran. Pero la autopercepción se desmorona. Quienes usan IA se sienten brillantes, incluso cuando cometen errores. Y cuanto más conoces a la máquina, más te convences de tu infalibilidad. Es el síndrome del oráculo del espejo : la máquina te da respuestas, te miras al espejo y te crees sabio.
Pensamiento delegado
La mayoría de los participantes le hicieron una sola pregunta al chatbot, sin verificar nada. Esto se conoce como " descarga cognitiva ": los pensamientos se descargan, como una carga inútil, confiados a un motor externo. Ya no se trata del esfuerzo de razonar, sino de la pereza disfrazada de eficiencia nace la psicosis de la IA : no un delirio tecnológico, sino un lento desapego de la realidad crítica.
Adulación automática
Las máquinas no te contradicen. Te acarician. Te hacen sentir brillante. Es adulación : adulación algorítmica . Un coro digital que siempre te dice que tienes razón , incluso cuando te equivocas. Y tú, arrullado por esta letanía, dejas de dudar. Pero sin duda, no hay pensamiento. Sin fricción, no hay verdad. Sin tensión, menos aún.
La nueva ignorancia
La IA no nos hace más sabios. Nos hace más seguros. Y la seguridad sin consciencia es la nueva ignorancia . Una ignorancia que no se reconoce como tal, porque se disfraza de experticia . Es la economía de la indistinguibilidad aplicada a la mente: cuando todos parecen brillantes, nadie lo es realmente . ¿Cómo podemos entonces distinguir? ¿Cómo podemos discernir? ¿ Cómo podemos distinguir cuando la IA ha hecho que las señales sean indistinguibles? Ya no basta con leer un texto bien escrito o un currículum impecable: son cascarones vacíos, infinitamente replicables. El discernimiento hoy debe trasladarse a otros niveles, más difíciles de simular. Hablaremos de eso en breve...
La tarea que queda por hacer
El problema no es la máquina. Es cómo la usamos. Delegar el pensamiento significa dejar de pensar. El verdadero reto no es aprender a formular mejores preguntas a un chatbot , sino aprender a dudar de lo que nos ofrece . Resolver problemas no basta: debemos reconocer sus limitaciones, cultivar la incertidumbre y defender el derecho a la duda.
Leí este artículo hace un tiempo en The Atlantic y desde entonces no me lo he quitado de la cabeza. No sé ustedes, pero durante nuestro reciente proceso de contratación, notamos algo extraño. Todas las solicitudes son perfectas, demasiado perfectas. Todas mencionan todos los requisitos del anuncio. Todas demuestran una auténtica pasión por el puesto. Un artículo en The Economist lo comentó hace unos días. Antes de ChatGPT, las cartas de presentación eran una señal importante para las empresas. Escribir una carta decente requería tiempo, dedicación y esfuerzo cognitivo. Quienes las escribían bien demostraban que realmente les importaba el puesto. Era una especie de filtro imperfecto pero funcional. ¿Y ahora? Ahora cualquiera puede escribir una carta de presentación perfectamente dirigida en 30 segundos. Cientos de veces al día. ¿El resultado? Muchas empresas han dejado de leerlas. Porque cuando todos parecen excelentes candidatos sobre el papel, nadie lo es en realidad. La señal se ha desvanecido. Un estudio analiza Freelancer(.com), antes y después de ChatGPT. Antes de la IA, una carta de presentación bien redactada valía 26 dólares más por tarea. Después de la IA, ese valor añadido ha desaparecido. La calidad promedio de los candidatos seleccionados se ha deteriorado. El riesgo es que los trabajadores más competentes ya no puedan destacar, mientras que los menos competentes envían 500 solicitudes diarias gracias a la IA. Por ello, según The Economist, las empresas bajan los salarios porque ya no saben a quién están contratando. Contratan peores opciones, con mayor frecuencia. Es la economía de la indistinguibilidad. Cuando todos pueden parecer excelentes. Se suponía que la IA democratizaría el acceso a las oportunidades, y en cierto sentido lo ha hecho. Pero al democratizar la imagen, la ha destruido. Así que la pregunta es: en un mundo donde cualquiera puede parecer competente... ¿cómo reconocer quién lo es realmente? La respuesta que nos hemos dado en Marketers es simple: volver a lo que la IA no puede falsificar. Hemos aumentado las preguntas abiertas, haciéndolas más personales, íntimas y narrativas. Preguntas que solo un humano puede abordar. Y hemos introducido ejercicios prácticos sobre casos reales, que requieren intuición, empatía, la capacidad de interpretar a los demás y tomar decisiones complejas y no obvias. Porque se puede generar un texto perfecto con un modelo de lenguaje, pero no se puede simular la responsabilidad ante decisiones difíciles.
Dario Vignali
La IA ha vuelto indistinguibles las señales tradicionales (cartas de presentación, CV "perfectos"), como mencionaste, por lo que necesitamos inventar nuevos filtros que no sean fácilmente replicables por un modelo lingüístico. Existen diversas soluciones. Casos prácticos realistas: simulaciones de problemas empresariales reales, donde el candidato debe proponer soluciones prácticas. Microtareas remuneradas: pequeñas tareas reales, incluso de unas pocas horas de duración, que demuestran la calidad del trabajo y cómo abordar imprevistos. Pruebas de toma de decisiones: escenarios ambiguos donde no hay una respuesta "perfecta", pero donde se evalúa la capacidad de razonamiento y elección. Entrevistas narrativas: preguntas que requieren historias personales ("Cuéntame sobre un fracaso y cómo lo gestionaste"), difíciles de simular con texto generado. Evaluación de la empatía y la colaboración: ejercicios grupales, juegos de rol o dinámicas de equipo que demuestran cómo interactúa el candidato. Habilidades interpersonales observables: capacidad de escucha, adaptabilidad, gestión del tiempo y habilidades interpersonales. Si la IA ha “matado” las “señales superficiales”, entonces el verdadero discriminador pasa a ser aquello que no se puede automatizar, y la empatía es uno de estos elementos.

Tres niveles de discernimiento
El nivel del gesto vivo
No es el texto producido sino el modo como se produce.
Pídale al candidato que piense sobre la marcha , que argumente sin tener que “consultar” un oráculo digital.
Aquí vemos la diferencia entre alguien que ha internalizado el conocimiento y alguien que simplemente lo imita.
El nivel de la relación
Empatía, capacidad de escuchar, de modular el lenguaje en función de la otra persona.
La IA puede generar palabras, pero no puede percibir la tensión del silencio ni leer la fragilidad de un interlocutor.
Distinguir significa observar cómo una persona se mueve en el espacio humano, no sólo en el espacio lingüístico.
El nivel de responsabilidad
Dar casos ambiguos, sin solución perfecta.
No evalúes la respuesta “correcta”, sino el coraje de tomar una decisión y mantenerla.
La IA puede ofrecer infinitas opciones, pero no puede soportar el peso de una elección.
El nuevo criterio
Hoy en día, discernir significa cambiar el filtro del producto al proceso . No preguntes « qué puedes escribir », sino « cómo piensas, cómo escuchas, cómo decides ». Es un cambio radical: de los documentos a la presencia, de las apariencias a la responsabilidad.
Una fórmula sintética
Texto perfecto → señal colapsada.
Proceso imperfecto → señal auténtica.
El verdadero talento se reconoce no en la perfección replicable, sino en la imperfección irrepetible: la que surge del ser humano que piensa, se equivoca, corrige, escucha, decide..
La IA nos ha dotado de un poder extraordinario: la velocidad del pensamiento externalizado. Pero si no aprendemos a controlar nuestros egos, inflados por la adulación digital, corremos el riesgo de convertirnos en idiotas lúcidos : convencidos de saber, incapaces de pensar . La verdadera inteligencia hoy en día no es ni artificial ni natural . Es crítica . Y sin crítica, incluso la mente más brillante se convierte en un simulacro vacío.
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